7.11.07

Desconexión en la periferia

El proyecto Manamundo hace intentos por llevar adelante sus blogs, como medios de intercambio y conexión con el mundo. Sin embargo nuestro trabajo en zonas que no tienen ningún tipo de señal telefónica y mucho menos Internet, nos aleja un poco de la posibilidad de conectarnos con la regularidad necesaria.

Desde aquí un llamado a la reflexión sobre este punto: los sitios más aislados de Venezuela, por lo general no tienen ni siquiera acceso a teléfono. Mientras tanto, nuestras colapsadas ciudades, tienen todas las conexiones que se desee. Y para rematar, los servicios satelitales son muy costosos, por lo que en la periferia, donde el grueso de la población es de pocos recursos económicos, se hace casi inviable para la mayoría aprovechar estos medios ofrecidos por transnacionales. En la periferia se está aislado de todo y por todo. Mejor así para muchos misántropos, ecologistas y contrarios a la globalización, entre otros, pero…

¿No sería mejor que en la selva, en los llanos y en las montañas, existiera más conexión que en los sitios como las ciudades, donde todo está a la mano? No se desconcentrarían un poco las ciudades, si existiera la posibilidad del trabajo telemático desde cualquier lugar de Venezuela? Es decir: acaso los programadores, cineastas, diseñadores, músicos, artistas plásticos, escritores, etc., no podrían ejercer la mayor parte del tiempo sus profesiones desde sitios más tranquilos y menos complicados que las ciudades usando Internet?

Cine+Venezuela y Proyecto Manamundo lamenta no poder publicar con la frecuencia acostumbrada en otros blogs de importante interés. Sin embargo, para quienes estén interesados en los posts esporádicos que hagamos, dejamos la siguiente dirección de correo electrónico para que nos escriban y así incorporarlos a nuestra lista de contactos: manamundo@yahoo.com

Muchas gracias por su valiosa atención

29.5.07


Corral de Agua se vio en “Chinchorros”

Entre risas y comentarios jocosos transcurrió en Corral de Agua la proyección de “Chinchorros” –primer capítulo de la serie Llano Profundo, seleccionado en el Segundo Concurso de Producción Nacional Independiente 2007, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Minci)–, dirigido por el realizador Carlos Gómez de la Espriella.

Cerca de las 7:00 de la noche del 28 de abril del presente año, prendieron la única planta eléctrica que hay en este fundo del sur del estado Guárico. Protagonistas y no protagonistas del documental se acomodaron en sus asientos para pasar 22 minutos frente a la pequeña pantalla del televisor, disfrutando un audiovisual que es como ellos porque es de ellos.

Ver a Ramón Chire Salazar, por ejemplo, subido a una palma de moriche decidido a tumbar el cogollo para llevárselo a doña Patricia Martínez de Chire, hizo que estallaran las carcajadas. “Parece un mono encaramado en un árbol”, soltaron algunos de los niños.

Ningún detalle pasó inadvertido para los espectadores y espectadoras de Corral de Agua. De Luz Marbella Chire –la protagonista del documental– dijeron que salía a cada rato, “que se había robado el show”. Sin embargo, de doña Patricia nadie hizo comentario alguno, y mucho menos osó reírse. Sólo ella se permitió una expresión risueña al contemplarse “cifrando” el cogollo de moriche o preparando el queso.

A Carlos Eliel Chire, intérprete de uno de los temas musicales del audiovisual, los ojos le brillaban de orgullo por estar cantando detrás de una pantalla. Pero también tuvo que aguantarse las bromas de sus primos más pequeños.

Este primer capítulo de Llano Profundo se resume en: “De su abuela Patricia, Luz Marbella aprendió a tejer chinchorros de moriche y nylon. Ella a su vez le enseñó a su hija Luz Mery. Las tres perpetúan el oficio en Corral de Agua, antiguo fundo localizado en la zona de Parmana, estado Guárico. Esta labor, junto a la producción de queso, representa la principal fuente de ingresos. Patricia es referencia en la elaboración de chinchorros de moriche. Luz y su hija prefieren el nylon”.

Más que risas y comentarios jocosos, los habitantes de Corral de Agua expresaron su alegría por reconocerse en “Chinchorros”, uno de los objetivos de la serie: producir 13 capítulos del llano venezolano que aunque a veces está a la vista, pasa desapercibido porque falta el verdadero calor, color y olor de los hombres y mujeres nacidos en la sabana.

Manos acostumbradas a tejer

Mientras Luz Marbella Chire habla no puede evitar darle forma a un cogollo de moriche. Sin mirar lo que hace, con la atención puesta en la conversación, teje y desteje.

Las manos inquietas de esta mujer guariqueña se encargan de guiarla. Rápidamente arma un pequeño rectángulo del que sobresale una tira por arriba y por abajo. Las trenza y en pocos minutos tiene lista una figura que simula un arco, un arpa, o “no sé qué es, puede ser un adorno”, explica ella.

Con la amplia sonrisa que la caracteriza, Luz obsequia su particular creación. Como recompensa recibe elogios y un profundo agradecimiento por haber hecho brotar del cogollo de moriche tan apreciable detalle.

Luz posee unas manos acostumbradas a tejer chinchorros. Quizás por eso nunca las puede tener quietas, ni siquiera cuando conversa con alguien. Sus dedos siempre le reclaman movimiento.

En Corral de agua, un fundo al sur del estado Guárico, que más que fundo es un caserío, transcurren los días de Luz y su familia. Una familia que es amplia, tan amplia, como la sabana en la que está plantada desde que era niña.

A temprana edad –no recuerda cuántos años tenía– Luz perdió a su madre. Luego a su padre. Para ella mamá y papá son sus abuelos: Patricia Martínez de Chire y José Luis Chire. Él murió hace 15 años. Ella continúa firme ante la vida. Parca en la palabra. Plena de recuerdos. Tejiendo chinchorros de moriche e interminables afectos.

Las manos todavía fuertes de Luz Marbella, son una continuación de las manos débiles –pero igualmente productivas– de su abuela. Manos generosas que lo dan todo. Manos que no cesan de crear.

5.12.06



Las muñecas de Leandra y Kelly

Las muñecas de Leandra y Kelly conocen el frío intenso del páramo merideño. Huelen a esa tierra, a la leche de vaca recién ordeñada que ellas beben. A las arepas redondas que preparan sus madres y abuelas.

Las muñecas de Leandra y Kelly tienen el sudor de estas niñas que juegan a pleno sol y a plena lluvia. Están hechas de las lágrimas que se les escapan de vez en cuando, pero sobre todo están armadas de la infinita alegría que habita en sus tiernos corazones.

Las muñecas de Leandra y Kelly parecen casi humanas porque rebosan de uso y de afecto. Exhalan muestras de prolongados juegos. Son una evidencia palpable y olorosa de tanta vida que brota y arde en medio de las bajas temperaturas de El Paramito.

5.11.06








Pocos se dan cuenta del legado indígena a la cultura llanera. Por el contrario, hoy los pueblos originarios y sus formas de vida siguen siendo desestimados por quien más les debe: el llanero. Sin embargo, el descanso de éste en el chinchorro heredado del indígena, sirve poco a poco para la reflexión que permitirá el reencuentro en una encrucijada inevitable.

Esta es la sinopsis breve de la producción audiovisual titulada Llano Profundo, actualmente en etapa de preproducción en el estado Guárico. Entre los lugares donde se ha desarrollado la mayor parte de la prospección etnográfica se encuentran San Juan de los Morros, Valle de la Pascua, Espino, El Socorro, San José de Tiznados, Sierra de Manamundo, Zanjonote, las Mesas de Torrealba, etc.

20.9.06




Somos

Se estrena este 20 de septiembre en el CELARG, Caracas, la serie “Somos”, dedicada a mostrar la actualidad de más de treinta comunidades indígenas representantes de igual número de etnias o pueblos originarios venezolanos. Producida por la Cooperativa Estrella Films para el Ministerio de la Cultura, la serie representa un importante aporte en el registro de nuestro patrimonio cultural, el cual deberá ser difundido a través de los medios televisivos próximamente.

En esta serie el cineasta Carlos Gómez de la Espriella, uno de los miembros del Proyecto Manamundo, participó en la dirección de 7 de los 35 documentales. En específico fueron los documentales de los pueblos Timote, Warekena, Baré, Kurripako, Baniva, Ñengatú y Piapoco. Es importante resaltar el apoyo del Centro de Investigaciones Etnológicas de la Universidad de Los Andes.

En las fotos, arriba el cerro Kurimacare en el río Casiquiare, un monumento natural y cultural con una leyenda baré, narrada en el documental Somos Baré. Abajo un grupo de niños maroeños juegan al camarógrafo y al sonidista.

15.9.06

Mastros y Maibaums

En Europa, todavía el Maibaum o Árbol de Mayo, procedente de milenios enteros de adoración a la fertilidad… En Amazonas, Venezuela, los Mastros, símbolo de un proceso intercultural…

El Maibaum que se puede observar en muchos pueblos de Austria, por ejemplo, país ubicado en plena Europa Central, podría ser la versión antigua del Mastro, presente durante las festividades patronales de varios pueblos y caseríos amazónicos, como Maroa y Wayanapi. Es necesario un estudio histórico a fondo, probablemente en la amazonía brasilera (de donde vinieron los Mastros de la amazonía venezolana), para saber cómo se pasó de aquel Maibaum a los dos Mastros…

“Mastros y Maibaums, culto a la armonía” es un documental dirigido por Carlos Gómez de la Espriella y producido con el apoyo del Proyecto Manamundo, en paralelo a la realización de varios documentales en la región sur del Amazonas venezolano, durante los últimos dos años. Se espera sirva como expresión de los vínculos culturales existentes entre pueblos en apariencia tan diferentes como el austriaco y el amazónico.

En las fotos, de arriba hacia abajo: 1) Cartel de promoción de la “paradura” del Maibaum en Hallstatt, Austria. 2) Paradura del Maibaum en Hallstatt, Austria. 3) Mastros de Maroa, estado Amazonas, Venezuela. 4) Mastros en San Carlos de Río Negro, estado Amazonas, Venezuela. 5)Detalle de Mastro. 6) Paradura del Mastro en Wayanapi, estado Amazonas, Venezuela. (Fotos: Carlos Gómez de la Espriella. Las últimas cuatro son extraídas de los documentales Somos Baniva, Somos Baré y Somos Warekena)












10.9.06

Travesías

Parece que el precio de la gasolina en Venezuela es el más envidiado del mundo. Para algunos europeos, por ejemplo, sería una especie de fantasía hecha realidad poder llenar un tanque de gasolina todas las veces necesarias, sin gastar un sueldo mínimo de allá en una semana. Aquí de seguro hasta le pedirían bañar el carro con el preciado líquido al “bombero” – el encargado de llenar los tanques en Venezuela, por lo general una persona por cada dispensador, que de paso hace el favor de limpiar el parabrisas- , individuo que no existe allá, en Europa, donde el cliente debe bajarse del carro a echarse la gasolina él mismo, a pesar de pagar en promedio Euro y medio por litro (aproximadamente Bs. 4. 500,00, mientras que aquí el litro no pasa de 100 bolívares…).

Sin embargo, en Venezuela la mayoría de las personas no tienen vehículo propio y se movilizan en transporte público. Este es el caso del señor de la fotografía. Se trata de un pasajero de un autobús llanero. El hombre pagó todos los puestos de atrás (el sitio conocido en el argot de los pasajeros venezolanos como la “cocina”, por ser muy caluroso, debido a su cercanía al motor del transporte), pero casi no le quedó espacio para sentarse él, en medio de su cargamento de almohadas…

En la otra foto se pueden apreciar algunos detalles del autobús por dentro. El transporte público en Venezuela, en un alto porcentaje es de verdad vergonzoso. Y lo peor es que para conocer bien este país, la mejor forma podría ser este tipo de vehículos públicos, por supuesto, no estamos hablando de turismo…

El ferrocarril siempre ha sido una aspiración para conectar a todo el país, pero mientras la gasolina sea tan barata, cada vez más habrán particulares con carros, gente en autobuses de todo tipo, gandolas, etc. Ser un país rico en petróleo, no parece resultar la vía para mejorar la calidad de vida de todos…

Este es uno de los tantos aspectos que se manejan dentro del Proyecto Manamundo, de acuerdo a sus objetivos dirigidos a la revitalización de las zonas rurales venezolanas. El transporte público debe ser mejorado para contribuir con las condiciones de vida de los habitantes de la periferia.