29.5.07


Corral de Agua se vio en “Chinchorros”

Entre risas y comentarios jocosos transcurrió en Corral de Agua la proyección de “Chinchorros” –primer capítulo de la serie Llano Profundo, seleccionado en el Segundo Concurso de Producción Nacional Independiente 2007, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Minci)–, dirigido por el realizador Carlos Gómez de la Espriella.

Cerca de las 7:00 de la noche del 28 de abril del presente año, prendieron la única planta eléctrica que hay en este fundo del sur del estado Guárico. Protagonistas y no protagonistas del documental se acomodaron en sus asientos para pasar 22 minutos frente a la pequeña pantalla del televisor, disfrutando un audiovisual que es como ellos porque es de ellos.

Ver a Ramón Chire Salazar, por ejemplo, subido a una palma de moriche decidido a tumbar el cogollo para llevárselo a doña Patricia Martínez de Chire, hizo que estallaran las carcajadas. “Parece un mono encaramado en un árbol”, soltaron algunos de los niños.

Ningún detalle pasó inadvertido para los espectadores y espectadoras de Corral de Agua. De Luz Marbella Chire –la protagonista del documental– dijeron que salía a cada rato, “que se había robado el show”. Sin embargo, de doña Patricia nadie hizo comentario alguno, y mucho menos osó reírse. Sólo ella se permitió una expresión risueña al contemplarse “cifrando” el cogollo de moriche o preparando el queso.

A Carlos Eliel Chire, intérprete de uno de los temas musicales del audiovisual, los ojos le brillaban de orgullo por estar cantando detrás de una pantalla. Pero también tuvo que aguantarse las bromas de sus primos más pequeños.

Este primer capítulo de Llano Profundo se resume en: “De su abuela Patricia, Luz Marbella aprendió a tejer chinchorros de moriche y nylon. Ella a su vez le enseñó a su hija Luz Mery. Las tres perpetúan el oficio en Corral de Agua, antiguo fundo localizado en la zona de Parmana, estado Guárico. Esta labor, junto a la producción de queso, representa la principal fuente de ingresos. Patricia es referencia en la elaboración de chinchorros de moriche. Luz y su hija prefieren el nylon”.

Más que risas y comentarios jocosos, los habitantes de Corral de Agua expresaron su alegría por reconocerse en “Chinchorros”, uno de los objetivos de la serie: producir 13 capítulos del llano venezolano que aunque a veces está a la vista, pasa desapercibido porque falta el verdadero calor, color y olor de los hombres y mujeres nacidos en la sabana.

Manos acostumbradas a tejer

Mientras Luz Marbella Chire habla no puede evitar darle forma a un cogollo de moriche. Sin mirar lo que hace, con la atención puesta en la conversación, teje y desteje.

Las manos inquietas de esta mujer guariqueña se encargan de guiarla. Rápidamente arma un pequeño rectángulo del que sobresale una tira por arriba y por abajo. Las trenza y en pocos minutos tiene lista una figura que simula un arco, un arpa, o “no sé qué es, puede ser un adorno”, explica ella.

Con la amplia sonrisa que la caracteriza, Luz obsequia su particular creación. Como recompensa recibe elogios y un profundo agradecimiento por haber hecho brotar del cogollo de moriche tan apreciable detalle.

Luz posee unas manos acostumbradas a tejer chinchorros. Quizás por eso nunca las puede tener quietas, ni siquiera cuando conversa con alguien. Sus dedos siempre le reclaman movimiento.

En Corral de agua, un fundo al sur del estado Guárico, que más que fundo es un caserío, transcurren los días de Luz y su familia. Una familia que es amplia, tan amplia, como la sabana en la que está plantada desde que era niña.

A temprana edad –no recuerda cuántos años tenía– Luz perdió a su madre. Luego a su padre. Para ella mamá y papá son sus abuelos: Patricia Martínez de Chire y José Luis Chire. Él murió hace 15 años. Ella continúa firme ante la vida. Parca en la palabra. Plena de recuerdos. Tejiendo chinchorros de moriche e interminables afectos.

Las manos todavía fuertes de Luz Marbella, son una continuación de las manos débiles –pero igualmente productivas– de su abuela. Manos generosas que lo dan todo. Manos que no cesan de crear.