5.12.06



Las muñecas de Leandra y Kelly

Las muñecas de Leandra y Kelly conocen el frío intenso del páramo merideño. Huelen a esa tierra, a la leche de vaca recién ordeñada que ellas beben. A las arepas redondas que preparan sus madres y abuelas.

Las muñecas de Leandra y Kelly tienen el sudor de estas niñas que juegan a pleno sol y a plena lluvia. Están hechas de las lágrimas que se les escapan de vez en cuando, pero sobre todo están armadas de la infinita alegría que habita en sus tiernos corazones.

Las muñecas de Leandra y Kelly parecen casi humanas porque rebosan de uso y de afecto. Exhalan muestras de prolongados juegos. Son una evidencia palpable y olorosa de tanta vida que brota y arde en medio de las bajas temperaturas de El Paramito.