25.8.06



Hato La Casimira, observación participante, diagnóstico y aplicabilidad

En la actualidad el recurso etnográfico constituye la base de cualquier proyecto donde necesariamente se ve involucrado un grupo de personas en un entorno determinado. En el Hato La Casimira, propiedad de la empresa Agrocasma, C.A., ubicado a 60 kilómetros de Valle de la Pascua, Estado Guárico, se ha comprendido que la diversificación de su producción y propósitos no puede verse al margen del entorno poblacional que la rodea ni de la realidad político-económica del país. El cambio planteado implica un proceso de fondo social.

La experiencia demuestra que en los cambios sociales planificados –ya sea temas de organización comunitaria como de desarrollo económico- debe realizarse un estudio social adecuado antes de iniciar el proyecto. Cuando los afectados desean el cambio y éste encaja en su estilo de vida y con sus tradiciones, tendrá más éxito, será más beneficioso y más efectivo con un menor coste. Se habrá dado no sólo una solución más humana a un problema social real, sino también una más económica.(Kottak, 2003:269)

De esta manera se podrá además garantizar una continuidad en la efectividad de los futuros cambios a mediano y largo plazo, evitándose la pérdida de tiempo y recursos, con enfoques equivocados o superficiales.

Objetivo del proyecto
Realizar un trabajo investigativo de fondo etnológico en cooperación con la empresa Agrocasma C.A., a través de la observación participante y otras técnicas, para lograr un diagnóstico preciso de la situación actual del Hato La Casimira, que sirva de sustento a una serie de ideas enfocadas hacia la recuperación y diversificación de la capacidad productiva de esta propiedad, con soluciones a mediano y largo plazo, sin descuidar el aspecto social siempre indispensable para el adecuado direccionamiento de cualquier proyecto económico.

18.8.06



Niños timote se acercan al audiovisual

Llegaron con la timidez que los caracteriza. Vestidos con sus trajes domingueros. Algunos solos, otros acompañados de sus madres o hermanas. Cada uno se sentó donde quiso, en una silla o sobre una cesta de plástico. Silenciosos todos. Intrigados por la convocatoria de esa mañana: aprender a manejar una cámara filmadora.

Aunque la invitación estaba dirigida a niños y niñas de la mancomunidad indígena timote entre los ocho y doce años, asistieron pequeños de dos, tres y cinco años, que terminaron junto a los adultos, como espectadores de lo que en pocas horas, logró realizar el grupo seleccionado.

Con el salón cada vez más concurrido, el facilitador del taller audiovisual, Carlos Gómez, los introdujo a través de un lenguaje sencillo, en el manejo de la cámara y en los detalles técnicos básicos de la misma.

Ante la pregunta de “quién quiere ser el primero en empezar a grabar”, todos levantaron la mano y rompieron el mutismo que hasta el momento habían mantenido.

Luis Ángel Araujo, de nueve años, se ofreció a cantar una canción para que sus compañeros lo filmaran. Kelly Johana Andrade (ocho años) no dudó en tomar firmemente la cámara para registrar la singular presentación de su primo. Tras vencer las dificultades iniciales –como que sus pequeños dedos no alcanzan bien el botón del zoom– se apoderó del aparato y no paró de grabar hasta que Luis Ángel se quitó su inseparable sombrero y se inclinó ante el público que lo aplaudió calurosamente.

Así, mientras unos actuaron, los demás manejaron la cámara. Ninguno de los participantes perdió la oportunidad que se les presentaba por primera vez, de comenzar a acercarse al recurso audiovisual.

Esa misma mañana pudieron ver en un televisor el resultado de lo que habían hecho durante el breve pero productivo taller. Las expresiones de asombro y alegría no se hicieron esperar. Confirmaron de esta manera, que tienen un gran potencial para capturar la imagen y el sonido.


Proyecto etnográfico

El taller audiovisual que recibieron niños y niñas de la mancomunidad timote de El Paramito Alto, municipio Miranda del estado Mérida, surgió de la necesidad que tienen los integrantes de esta población, de prepararse en áreas que consideran de especial importancia para revitalizarse como pueblo indígena de Venezuela.

La mancomunidad se mostró abierta y receptiva a la propuesta surgida en el marco de la grabación del primer capítulo del Proyecto Etnografía Audiovisual Timote, dirigido a la producción de cinco documentales sobre temas específicos de la cultura timote (educación, salud, vivienda y urbanismo, ambiente y agroalimentación). Esto dentro de un convenio establecido con la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología –Fundacite Mérida–, enmarcado en la serie de trabajos que se propone realizar la Red de Aliados para los Pueblos Indígenas de Mérida.

El Proyecto Manamundo aportó en específico el taller a los niños y niñas timote, y también un registro fotográfico, más de 200 imágenes, que nutrirán el archivo visual de la mancomunidad indígena.

1.8.06


Especializada en agronomía, educación, medicina, medios audiovisuales, comunicación social y etnología, además de cualquier otra disciplina a sumarse posteriormente, revitalizar los aspectos tradicionales de las comunidades será el fin central de esta organización, en base a una labor investigativa de tipo cooperativo, partiendo de la observación participante etnográfica para hacer prevalecer desde la iniciativa propia de la misma gente, los puntos de vista autóctonos y tradicionales por encima de las concepciones "homogenaizantes" occidentales, sin descuidar las ventajas de los avances tecnológicos mundiales, de los cuales se hará una transferencia razonada de acuerdo a las particularidades regionales. Educar sobre la importancia del respeto a la diversidad cultural, así como promover formas de control sobre la globalización y la interculturalidad, es la meta más universal del Proyecto Manamundo. Por lo tanto, las áreas a ser atendidas pueden ser de incorporación ilimitada e interrelacionadas, siempre haciéndose énfasis en el desarrollo de proyectos de revitalización cultural dirigidos a la atención de necesidades ambientales, endógeno-productivas, sanitarias, educativas y comunicativas, dentro de los sectores más periféricos.